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La diabetes aumenta el riesgo de sufrir un evento cardiovascular

12.11.2018

La diabetes aumenta el riesgo de sufrir un evento cardiovascular

La diabetes es una enfermedad “grave y en constante aumento que, a largo plazo, puede provocar diversas afecciones del corazón, deterioro en los sistemas vascular y nervioso, enfermedad renal e incluso ceguera, así como muerte prematura”. Aun así, “la concienciación social no le ofrece tanta atención y visibilidad como a otras enfermedades peligrosas”. Por este motivo, “es prioritario para el sanitario concienciar a sus pacientes sobre el peligro de sufrirla. Y es necesario, que el paciente asimile la idea de la importancia de cuidar y controlar la diabetes”, señala la Dra. Marta Villanueva, especialista en Medicina familiar de atención continuada del centro IMQ Colón.

La celebración en todo el mundo el 14 de noviembre del Día Internacional de la Diabetes trae a colación una realidad de esta enfermedad crónica que afecta cada vez a más personas en Europa y en el País Vasco, donde un 10,6% de la población mayor de 18 años la padece. Así, “del total de la población afectada en Euskadi, unas 200.000 personas, se estima que 70.000 se encuentran sin diagnosticar, ya que, en nuestro entorno, hay un infradiagnóstico que ronda entre el 35% y el 40%”, explica la médico de familia.

En el caso de los enfermos con diabetes tipo 1, los síntomas pueden surgir en cuestión de semanas, y se manifiestan de la siguiente manera: aumentan la sed, las ganas de orinar y el apetito, se nota cansancio, entumecimiento de las extremidades o hinchazón y dolor, y aparece una pérdida involuntaria de peso sin motivo aparente. Por el contrario, la diabetes tipo 2, que supone entre el 80% y el 90% de los casos, es prácticamente asintomática en sus estadios iniciales.

Por este motivo, “puede ser recomendable hacerse una analítica cada cuatro años en personas adultas o acudir al médico ante la aparición de algún síntoma o manifestación, aunque en el caso de la diabetes tipo 2 estas manifestaciones pueden darse mucho tiempo después de haber desarrollado la enfermedad”, destaca la experta del centro médico IMQ Colón.

Ante la escasez de síntomas en los estadios iniciales “las personas con factores de riesgo deben prestar atención a sus niveles de glucosa en sangre, de manera periódica”, explica la Dra. Marta Villanueva. Entre los factores de riesgo se pueden citar “la existencia de hipertensión arterial, obesidad, niveles altos de colesterol y triglicéridos, y antecedentes de diabetes gestacional o familiares que hayan tenido diabetes”. La experta de IMQ recuerda que se estima que el 80% de las personas con diabetes tipo 2 son obesas, “lo que es una llamada de atención a la población con respecto a las consecuencias para la salud que tiene el no vigilar la alimentación”.

Prediabetes: es el momento de actuar

La glucosa se incorpora al cuerpo humano a través de los alimentos y cumple la misma misión que el combustible en los motores: es su fuente de energía. Sin embargo, cuando el organismo no produce insulina o no es capaz de utilizarla correctamente, aparece la diabetes, una enfermedad crónica que se caracteriza por un aumento de los niveles de glucosa en sangre.

El diabético sufre de una carencia de insulina en su sangre, lo que provoca un aumento de glucosa que en situación normal debería situarse en valores entre 70-100 mg/dl, y en el paciente con diabetes se encuentra en más de 125 mg/dl. Entre la salud y la enfermedad hay una etapa, que llamamos prediabetes, en la que los valores de la glucosa en sangre oscilan entre los 100 y los 125 mg/dl”, explica la especialista del centro médico IMQ Colón.

Cuando se revelan los datos, el paciente debe comenzar un tratamiento de por vida, que varía dependiendo el grado de gravedad de la enfermedad. La primera pregunta que le surge al diabético en el momento del diagnóstico es cuál es la pauta que desde ese momento va a tener que seguir a lo largo de su vida para tratar su enfermedad. “Las pautas generales son las que reiteradamente aconsejamos: hacer ejercicio físico, controlar el peso, dormir las horas necesarias, abandonar el hábito tabáquico y el consumo de alcohol y cuidar la alimentación, manteniendo una dieta sana y equilibrada”.

En el caso específico de un enfermo de diabetes además de implementar en su vida las pautas anteriores, “debe restringir en su dieta los azúcares simples y aumentar la ingesta de fibra; además, mantendrá un tratamiento farmacológico adecuado a sus características personales”.