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24.06.2024
 
        
        «Los efectos del consumo de drogas durante el tiempo de ocio pueden influir de manera grave e incluso fatal en el rendimiento y la seguridad en el trabajo, así como en la productividad y el ambiente laboral, debido a la continuidad de los efectos físicos y psicológicos de las sustancias». Por este motivo, Adela Radut, médica del Trabajo y responsable de vigilancia de la salud en Bizkaia de IMQ Prevención, en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, hace hincapié en tener «tolerancia cero frente al consumo de drogas en en el ámbito laboral».
Los efectos de las drogas en este entorno pueden ser de distintos tipos. «Se pueden dar síntomas por el síndrome de abstinencia, como cefaleas, fatiga y cambios de humor. Por otro lado, el consumo crónico impacta en la capacidad de trabajo con problemas como trastornos del sueño, ansiedad, depresión y enfermedades cardiovasculares, así como alteraciones en la coordinación y tiempo de reacción».
Las drogas pueden tener efectos en la seguridad. Por una parte, incrementando el riesgo de que suceda un accidente: «los empleados bajo la influencia de drogas tienen una probabilidad mayor de cometer errores y sufrir accidentes, poniendo en riesgo su vida y la de sus compañeros». Por otra parte, afectando al manejo de maquinaria o a la conducción o pilotaje de vehículos, «debido a la afectación de las habilidades motoras y el juicio, que convierte a los empleados consumidores en no aptos para el desempeño profesional».
El consumo de drogas también afecta a la productividad, con «un aumento del absentismo, una disminución de la capacidad de concentración y de la calidad del trabajo, y un aumento del tiempo de reacción».
Por último, el ambiente laboral también se ve afectado, «tanto por conflictos derivados de comportamientos agresivos, como por la estigmatización y la disminución de la confianza en los trabajadores consumidores».
La responsable de vigilancia de la salud en Bizkaia de IMQ Prevención destaca que es necesario establecer una política clara sobre el uso de drogas, promover la educación y la capacitación, y establecer apoyo y recursos para los empleados.
«En primer lugar, es imprescindible involucrar a las diferentes partes interesadas, incluyendo recursos humanos, seguridad y los responsables sindicales. A continuación, se ha de informar a todos los empleados sobre la política de prevención de consumo de drogas en el entorno laboral y asegurarse de que entiendan sus derechos y responsabilidades. Tampoco conviene olvidarse de revisar y actualizar regularmente la política para asegurar su efectividad y cumplimiento normativo», destaca la experta.
Entre las medidas concretas que puede contener una política de prevención de consumo de drogas en el entorno laboral se pueden citar los reconocimientos médicos iniciales, en los que se realizan pruebas de drogas a candidatos antes de la contratación para asegurar que los nuevos empleados no tengan problemas de abuso de sustancias.
También se encuentran las pruebas aleatorias, dirigidas a la totalidad de la plantilla, independientemente del puesto desempeñado o la antigüedad, y asegurando la imparcialidad.
Otra medida frecuente en este ámbito son las pruebas posteriores a cualquier accidente en el lugar de trabajo, con el fin de determinar si el uso de sustancias pudo haber contribuido al incidente.
Por último, la especialista en Medicina del Trabajo de IMQ Prevención cita las pruebas basadas en sospechas, que se llevan a cabo cuando hay indicios razonables de que un empleado está bajo la influencia de drogas o alcohol, basados en su comportamiento, apariencia o desempeño.
Igualmente importantes son los programas de educación y prevención, «con información continua sobre los peligros del uso indebido de drogas y alcohol, así como sobre los recursos disponibles para obtener ayuda». En ellos se fomenta la realización de las revisiones médicas periódicas para la posible identificación del consumo y se promocionan los estilos de vida saludables, fomendo actividades y programas que promuevan un estilo de vida saludable, como el ejercicio, la nutrición adecuada y el manejo del estrés.
«Estos programas deben comprender apoyo y recursos para los empleados, ofreciendo planes de asistencia que proporcionen servicios de asesoramiento y tratamiento para empleados que luchan contra la adicción y creando redes de apoyo en el lugar de trabajo», pone de relieve la Dra. Adela Radut.
Por último, además de lo anterior, «es necesario disponer —y aplicar— medidas disciplinarias, consistentes y justas, para aquellos que violen la política de consumo de drogas, que pueden incluir desde advertencias hasta el despido. Asimismo, para garantizar la máxima seguridad es de ayuda tener especialmente monitorizados para que cumplan con las políticas sobre el consumo de drogas a los empleados que trabajan en posiciones críticas, como la operación de maquinaria pesada o que desempeñen roles de seguridad o de riesgo», concluye la especialista en Medicina del Trabajo de IMQ.
 
				
				
				
			
		
		
		
		
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