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El 30% de la población vasca presenta el haplotipo genético vinculado al riesgo de padecer celiaquía

26.05.2020

El 30% de la población vasca presenta el haplotipo genético vinculado al riesgo de padecer celiaquía

 

El Día Nacional de la Persona Celíaca, que se celebra el 27 de mayo en todo el Estado, vuelve a visibilizar ante la población la realidad de este colectivo. En este sentido, el Dr. Iñaki Irastorza, especialista de Aparato Digestivo Infantil de IMQ, recuerda que “sólo un 3%, aproximadamente, de las personas que presentan en sus genes los haplotipos HLA-DQ2 y HLA-DQ8, que son los que están relacionados con la posibilidad de presentar la enfermedad celíaca, acaban desarrollando esta patología”.

Según las cifras que maneja la Asociación de Celíacos de Euskadi (EZE), en los tres Territorios Históricos la cifra de personas diagnosticadas de celiaquía ronda las seis mil personas. Sin embargo, la cifra real de personas con celiaquía en Euskadi, de acuerdo con las tasas de prevalencia en los países del entorno europeo, podría superar las 18.000 personas, cerca del 1% de la población vasca. “Estas diferencias se deben al infradiagnóstico de la enfermedad, especialmente entre los adultos y derivado, en parte, por la gran variedad de síntomas que presenta esta patología a lo largo de la vida, con manifestaciones distintas tanto en la niñez, como en la adolescencia y la edad adulta”.

Tal y como detalla el Dr. Irastorza, para establecer un diagnóstico acertado “es necesario atender a la presencia de síntomas asociados a la ingesta de alimentos con gluten o trazas de gluten, la existencia de anticuerpos específicos, los haplotipos HLA-DQ2 y HLA-DQ8 y la afectación intestinal (enteropatía). La sospecha diagnóstica se comprueba mediante análisis de sangre y una biopsia de tejido intestinal”.

El contar con HLA de riesgo ha llevado a muchas personas a confundir el tener una genética de riesgo con tener la enfermedad. Esto ha llevado progresivamente a la popularización entre la opinión pública de que cualquier disfunción digestiva (digestiones pesadas, pérdida de peso sin causa aparente, etc.), es celiaquía “y esto no es así en su gran mayoría, y en ocasiones este fenómeno entra incluso dentro de tendencias o modas”, subraya el especialista en Aparato Digestivo Infantil de IMQ.

La enfermedad celíaca “es una enfermedad autoinmune, en la que los linfocitos (un tipo de leucocito o glóbulo blanco) se activan con la presencia de gluten en el sistema digestivo, como si fuera una infección, y provocan un daño local en las vellosidades intestinales, encargadas de la absorción de nutrientes. También pueden afectar a distancia, llegando incluso a aumentar el riesgo de padecer diabetes”.

Por otro lado, está la alergia al gluten, “en la que también interviene una reacción inmunitaria, pero de diferente tipo, y que presenta síntomas distintos, como vómitos inmediatos, erupciones cutáneas, urticaria, picor, etcétera”.

Y, al margen de los dos anteriores, se encuentra la intolerancia al gluten, “que es algo mucho más etéreo y que se traduce en que cuando se come un alimento con gluten, a la persona le sienta mal, en mayor o menor grado. Sin embargo, esto no implica ninguna reacción inmunitaria de ningún tipo ni, asimismo, daño al organismo, como sí ocurre en la enfermedad celíaca”.

Muchas de las personas que presentan problemas digestivos tienden en la actualidad a buscar una causa patológica de sus molestias. “A veces la explicación es la enfermedad celíaca, otras la alergia, y la mayor parte de las veces, una intolerancia al gluten en mayor o menor medida, sin consecuencias para su salud más allá de las molestias que puedan suceder”, detalla el especialista de Aparato Digestivo Infantil de IMQ.

En la población adulta, especialmente en los últimos años, “ha aumentado el número de personas que refiere tener una mala relación con el trigo”. En este sentido, referido a la intolerancia al gluten exclusivamente, “existe evidencia de que los alimentos ultraprocesados, en los que en muchos de ellos están presentes harinas refinadas, tienen un efecto inflamatorio en el intestino, independientemente de si tienen gluten o no. Estas harinas refinadas provocan el crecimiento de un tipo de bacterias en el intestino que son proinflamatorias, alterando la microbiota intestinal”.

Por ello, muchas personas intolerantes al gluten que optan por alimentos poco o nada procesados, de todo tipo, y por harinas integrales, en el caso del gluten, “ven cómo en muchos casos sus molestias digestivas desaparecen parcial o totalmente al adoptar nuevos hábitos alimenticios. No se ha de olvidar que estas harinas refinadas están presentes en multitud de productos de consumo y que, por tanto, su exposición a ellos puede ser muy frecuente, incluyendo los panes de masas precocidas elaborados industrialmente con harinas refinadas, así como galletas, magdalenas, bizcochos, pizzas, canelones, lasaña, etcétera”, concluye el Dr. Iñaki Irastorza.