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El tratamiento precoz en la artritis evita el daño articular irreversible

29.09.2017

El tratamiento precoz en la artritis evita el daño articular irreversible

 

El día 1 de octubre, las personas con artritis de todo el Estado celebran el Día Nacional de esta patología, juntando sus voces para concienciar a la sociedad sobre su enfermedad, que “puede llegar a ser muy invalidante y producir un gran impacto social y emocional para el paciente que la padece”. Según señala la doctora Joana Atxotegi, reumatóloga del Centro IMQ Colón, la artritis es una enfermedad inflamatoria crónica “que puede afectar a cualquier articulación”, aunque suele comenzar con dolor e hinchazón en las pequeñas articulaciones de los dedos de las manos.

Un nombre (artritis) y varias enfermedades

“Cuando hablamos de artritis en términos generales, hacemos referencia a distintas enfermedades reumáticas que se caracterizan por producir inflamación en las articulaciones: entre ellas están la artritis reumatoide, la artritis psoriásica y otras espondiloartropatías, la artritis idiopática juvenil, y las artritis microcristalinas”, puntualiza la doctora Atxotegi.

Pero lo que tengo, ¿qué es, doctor: artritis o artrosis?

La confusión entre la población general sobre las diferencias entre la artrosis y la artritis sigue siendo patente en las consultas de los reumatólogos. Según explica la especialista de IMQ, “la artritis es la inflamación de la articulación y cursa con dolor en movimiento y en reposo, hinchazón, rigidez y limitación de los movimientos. La artrosis es la degeneración (desgaste) del cartílago de la articulación, la almohadilla que permite que los huesos se muevan unos sobre otros sin dolor ni roce en los movimientos, y ocurre generalmente con el envejecimiento”.

Importancia destacada de la artritis reumatoide

Entre las enfermedades artríticas destaca la artritis reumatoide por su gran prevalencia. “Es una artritis frecuente, ya que más de diez mil personas en Euskadi la padece, y es más habitual en mujeres en edades entre los 45 y los 55 años. Su causa es desconocida, pero sí existen algunos factores que predisponen a desarrollarla como son factores genéticos, ambientales e infecciones. Sin embargo”, puntualiza, “aunque existe cierta predisposición genética, no es una enfermedad que se herede”.

El diagnóstico precoz es esencial

El diagnóstico de la artritis reumatoide “se basa en un buen interrogatorio al paciente, en la exploración física y en el análisis con parámetros de inflamación y anticuerpos”. Ante la sospecha de haber desarrollado la enfermedad, “es necesaria la valoración del reumatólogo de forma temprana porque con un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado se evita el daño articular irreversible”, destaca la reumatóloga de IMQ.

La artritis reumatoide produce “dolor, hinchazón, enrojecimiento y aumento de la temperatura de las articulaciones afectadas”. A veces, la inflamación “es difícil de identificar” y el reumatólogo utiliza pruebas “como la ecografía o la resonancia magnética” para detectarla.

“Es importante que tanto la familia como el entorno del paciente estén informados sobre la enfermedad y, ante cualquier duda, consulten con los profesionales de la salud que participan en su cuidado”.

La artritis reumatoide produce “una disminución importante de la actividad física, incremento significativo del estrés psicológico, disminución en el desempeño social, incremento de la incapacidad laboral, aumento en la utilización de los servicios de salud y es causa de invalidez en muchas ocasiones a más temprana edad que otras patologías que afectan a la persona trabajadora”, indica la doctora Atxotegi.

La era de los fármacos biológicos, un antes y un después

“En la actualidad no disponemos de un tratamiento curativo, pero sí de múltiples tratamientos que consiguen frenar la evolución  de la enfermedad y mantenerla inactiva, evitando así las secuelas de la inflamación persistente”. El tratamiento incluye medidas generales (no medicamentosas) y diversos tratamientos farmacológicos. Entre los fármacos que se utilizan “están los que alivian el dolor y la inflamación, así como los fármacos modificadores de la enfermedad (FAME)”. Todos estos fármacos requieren un seguimiento estrecho por parte del reumatólogo para comprobar que son eficaces y que no producen efectos secundarios.

Dentro de los FAME se encuentran los fármacos biológicos, “que han conseguido cambiar de forma radical la historia natural de la enfermedad, consiguiendo que los pacientes alcancen la remisión (vivir sin inflamación), haciendo que puedan llevar una vida activa y, en definitiva, semejante a la de una persona sana”.

“Lo importante”, concluye la reumatóloga de IMQ, “es saber que hoy en día existe un amplio abanico de tratamientos y que es necesario acudir a la consulta del reumatólogo para buscar la mejor opción”.