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En Euskadi se registran entre 5.000 y 6.000 muertes por ictus cada año

27.10.2025

En Euskadi se registran entre 5.000 y 6.000 muertes por ictus cada año
  • El ictus es la primera causa de muerte en la mujer en Euskadi y en el conjunto de las comunidades autónomas, y la tercera en el hombre. Y es la principal causa de discapacidad en personas adultas.

  • Dr. Juan Manuel García Sánchez: «se ha de recordar siempre que en la fase aguda de un ictus, el tiempo es cerebro».

«En Euskadi hay aproximadamente unos 5.000 ictus al año, entre cinco y seis mil, dependiendo del año. En el conjunto de España, entre 120.000 y 130.000. En Estados Unidos, por ejemplo, un país con una gran población, puede haber entre 750.000 y 800.000 casos al año. Además, el ictus es la primera causa de muerte en la mujer en Euskadi y en el conjunto de las comunidades autónomas, y la tercera en el hombre. Y es la principal causa de discapacidad en la gente adulta».

Estas cifras, puestas de manifiesto por el Dr. Juan Manuel García Sánchez, neurólogo de la Clínica IMQ Zorrotzaurre con motivo de la conmemoración, el 29 de octubre, del Día Mundial del Ictus, dan una idea de la magnitud de esta patología para pacientes y familiares.

«Más o menos, el 25% de las personas que sufre un ictus fallece. Otro 25% queda con secuelas importantes que les hacen dependientes. Otro 25% queda autónomo, pero con secuelas. Y el 25% restante queda asintomático», detalla.

Tipos

El ictus se define como una falta de aporte sanguíneo al tejido cerebral, siendo conocido también como infarto cerebral. La inmensa mayoría de los ictus, el 85%, son isquémicos: en estos casos se produce una obstrucción del vaso sanguíneo por un trombo, que no permite pasar la sangre, lo que impide que ni el oxígeno ni el alimento (la glucosa en este caso) lleguen a los tejidos. El tejido regado por ese vaso se ve afectado y mueren las células, que es lo que significa la palabra infarto: muerte celular por falta de aporte de oxígeno.

El otro 15% de los ictus es el ictus hemorrágico. Es el ictus en el que la sangre sale del vaso. Es una hemorragia en el cerebro que también produce una muerte celular por falta de aporte de sangre y por la irritación de esa sangre en el tejido cerebral.

En casos de ictus, el tiempo es cerebro

«Lo principal en el tratamiento es identificar cuanto antes el ictus. Hay que estar muy atento, porque las cosas cambian de un momento a otro. Es algo agudo. Lo más habitual es que pueda existir una desviación de la comisura bucal o una pérdida de fuerza en medio cuerpo o parte del cuerpo, sobre todo en el brazo o la pierna de un lado. También puede haber una alteración del lenguaje, ya sea de la emisión del lenguaje, o de la comprensión», advierte el neurólogo de la Clínica IMQ Zorrotzaurre.

Cuando uno solo de los signos anteriores está presente en el paciente, existe la posibilidad de que sea un ictus hasta en un 70% de las ocasiones. Si dos signos están presentes, la probabilidad sube hasta en un 80%. Y si lo están tres signos, en más de un 85% de las ocasiones.

Cuando aparecen estos signos, la persona afectada debe ser llevada a un hospital. Lo mejor es avisar a Emergencias, ya que conocen los recursos disponibles para la atención en caso de sospecha de ictus y se pone en marcha el procedimiento del Código Ictus. «El Código Ictus es un sistema organizativo en el cual, cuando se presenta alguno de sus síntomas, las diferentes coordinaciones existentes activan el traslado del paciente al centro más adecuado rápidamente. El paciente se traslada lo antes posible a un servicio de urgencias donde un facultativo le examina y, si lo cree adecuado, se avisa al neurólogo que esté de guardia para instaurar, si está indicado, los tratamientos de revascularización», explica el Dr. Juan Manuel García Sánchez.

Si alguien tiene un síntoma de los anteriormente citados, no se tiene que meter en la cama, ni esperar, ni ver si se pasa. «Esto hay que consultarlo siempre, porque los tratamientos que se pueden poner en fase aguda del ictus, como revascularizar el vaso obstruido o, en el caso de las hemorragias, retirar tratamientos que puedan facilitar esa hemorragia o reducir la tensión para que la hemorragia no se haga mayor, se han de atender cuanto antes. Así, se puede revascularizar el vaso en los casos isquémicos o tratar las hemorragias y reducir las secuelas. Se ha de recordar siempre que en la fase aguda de un ictus, el tiempo es cerebro», recalca el especialista.

Factores de riesgo

Algo importante en los accidentes cerebrovasculares es conocer que, controlando los factores de riesgo vascular, presentes prácticamente en el 85 o 90% de los casos —la tensión arterial, la hipercolesterolemia, la diabetes, los tóxicos como el tabaco y el alcohol, y el sedentarismo— se podrían prevenir hasta el 80% de los ictus.

Ya que no se puede controlar lo que no es modificable, como la edad y la genética, este tipo de factores debería ser tenido en cuenta y estar controlado todo lo posible. A través de los factores de riesgo se hace prevención primaria y secundaria.

Tratamiento

El tratamiento en fase aguda del ictus isquémico, que es el más frecuente y por eso existe el Código Ictus, consiste en revascularizar el vaso en los casos en los que sea posible y esté indicado. «Si hay una obstrucción en un vaso grande, puede hacerse mediante un tratamiento farmacológico —los fibrinolíticos, que son fármacos que se inyectan para intentar disolver el trombo— o mediante tratamiento de revascularización por trombectomía mecánica, que es lo que comúnmente se conoce por cateterismo o tratamiento intravascular. En estos casos, se pincha una vena femoral y se llega hasta donde está el trombo y se intenta extraer. En muchas ocasiones, se consigue». No obstante, el experto apunta a que incluso en casos indicados se realiza la combinación de los dos tratamientos. En el caso de los ictus de pequeño vaso es posible realizar el tratamiento farmacológico hasta 4,5 horas después del inicio de los síntomas.

En el caso de los ictus hemorrágicos, el tratamiento se centra en controlar los factores que aumentan el área de hemorragia, que es uno de los aspectos que influyen en que el ictus sea más o menos grave. Para ello, se controlan la tensión y otras constantes vitales.

Prevención

Para la prevención, se emplean los conocidos antiagregantes para los ictus aterotrombóticos o los anticoagulantes en los casos embólicos o cardioembólicos. «Sobre todo, el mensaje es que, si existe la sospecha, hay que consultar», añade.

Neurorrehabilitación

En cuanto a la neurorrehabilitación, «en ocasiones, no es posible, pero en muchas otras sí lo es y permite, gracias a la plasticidad cerebral, que el cerebro se adapte a la lesión y recupere parte de la funcionalidad perdida. Además, los rehabilitadores enseñan a los pacientes a utilizar otros recursos del cuerpo para alcanzar sus metas. Es importante poner en marcha la rehabilitación desde el inicio del ictus», concluye el neurólogo de la Clínica IMQ Zorrotzaurre.