Iradokizunak
27.05.2016
Los médicos advierten un aumento de los casos diagnosticados de sensibilidad al gluten no celiaca.
Hasta un 5% de los pacientes con síndrome de colon irritable o síndrome dispéptico pueden ser celíacos no diagnosticados.
Para llegar a un correcto diagnóstico diferencial existen diversas pruebas, como la biopsia duodenoyuyenal o, recientemente, las pruebas genéticas.
Las últimas estimaciones apuntan a que en España hay más de 400.000 personas que padecen celiaquía. De ellas, según apunta la Federación de Asociaciones de Celíacos de España, el 75% puede estar sin diagnosticar. “La prevalencia en nuestro país de esta enfermedad, según los últimos datos disponibles proporcionados por el Ministerio de Sanidad oscila entre 1/118 en la población infantil y 1/389 en la población adulta. Además, no hay que olvidar que, en cuanto al género, la enfermedad celíaca afecta más a las mujeres, en una proporción a dos mujeres por cada hombre”, señala la doctora María del Mar Calvo, especialista en Aparato Digestivo de IMQ, con motivo de la celebración del Día Nacional del Celíaco.
La experta advierte “de la emergencia en nuestro entorno” de los diagnósticos de lo que se conoce como sensibilidad al gluten no celiaca. “Se trata de personas que padecen varios síntomas comunes a las personas celíacas, pero que no presentan este diagnóstico. Sin embargo, al retirarles el gluten de la dieta, muestran una clara mejoría”.
La especialista de IMQ aclara que “todavía no existe ninguna prueba diagnóstica que permita identificar a los pacientes no celiacos con sensibilidad al gluten: sólo el descarte de un diagnóstico de celiaquía y la comprobación de la mejora de los síntomas tras la retirada del gluten de su dieta”. Entre los síntomas que también presentan las personas con sensibilidad al gluten no celíaca se encuentran el cansancio, pesadez, astenia, dolor, pérdida de peso y apetito, y distensión abdominal.
La diferencia, añade la experta, entre ambas patologías “es fundamental. El paciente debe contar con un diagnóstico preciso en cualquiera de los dos casos. Si el paciente es celíaco, debe hacer de manera permanente una dieta totalmente libre de gluten. Los pacientes con sensibilidad al gluten no celíaca pueden, sin embargo, tolerar de manera esporádica cantidades pequeñas de gluten”.
En el caso de los pacientes diagnosticados de enfermedad celíaca, “el gluten puede provocar un daño en la mucosa intestinal”. Algunos estudios apuntan a que este daño “puede generar un mayor riesgo en este colectivo de desarrollar tumores de intestino delgado”.
Diagnóstico
Ante la presencia de síntomas, “el especialista tiene, primero, que determinar la sospecha de enfermedad, mediante una completa historia clínica, determinados análisis, etc. A partir de ahí, el proceso diagnóstico se va ajustando para determinar la presencia o no de la enfermedad y, en su caso, a qué tipo pertenece. En la última etapa, por ejemplo, se cuenta con la determinación de la biopsia duodenal y se puede llevar a cabo el recuento los linfocitos intraepiteliales en el duodeno en fases iniciales cuando lo enfermedad no está muy desarrollada; pero tampoco es diagnóstica y es necesario descartar la existencia de otras causas como, por ejemplo, el Helicobacter pylori, ingesta de antiinflamatorios no esteroideos (AINES) o sobre-crecimientos bacterianos”. Finalmente se llega a un diagnóstico clínico o funcional.
La genética ha irrumpido también en esta patología. “Los pacientes homozigotos para marcador genético HLA-DQ2 son más susceptibles de tener la enfermedad. Pero sería un error diagnosticar a un paciente sólo en base a un estudio genético. Aunque el HLA-DQ2/DQ8 es un requisito para el desarrollo de la enfermedad, cabe destacar que alrededor del 30 o el 40% de las personas sanas son positivas para estos marcadores genéticos. Por lo tanto una positividad aislada tanto de HLA-DQ2 como del DQ8 no es diagnóstico de la enfermedad”, matiza la experta de IMQ.
Cuando se diagnostica a una persona celíaca, “es necesario controlar a sus familiares de primer grado: padres, hermanos e hijos. Para ello, la genética también nos puede ayudar a través del alto valor predictivo negativo de los marcadores genéticos HLA-DQ2 y HLA-DQ8. Si la prueba genética a los familiares sale negativa, es fiable en el 99,4% de los casos. Sin embargo, si da positiva no implica que la persona tenga la enfermedad, por lo que serían necesarias nuevas pruebas”, recuerda la doctora María del Mar Calvo.
Por otro lado, destaca que hasta un 5% de los pacientes con síndrome de colon irritable o síndrome dispéptico pueden ser celiacos no diagnosticados.
Tratamiento
Las personas celiacas son individuos genéticamente predispuestos que presentan una intolerancia permanente al gluten, “que no sólo se encuentra en el trigo, sino también en la cebada y el centeno; y se cree que, probablemente, también la avena dé problemas”. La intolerancia se caracteriza por una reacción inmunitaria inflamatoria en la mucosa del intestino delgado. “Esto hace que el paciente tenga dificultad para absorber macro y micronutrientes”.
Tal y como recuerda la especialista en Aparato Digestivo de IMQ, el único tratamiento de la enfermedad celíaca “es una dieta sin gluten estricta durante toda la vida”. Al retirar el gluten de la dieta, “progresivamente se mejoran los síntomas, la normalización serológica se da entre los seis y doce meses y la recuperación de las vellosidades intestinales se produce en torno a los dos años”.
Además, están en marcha estudios de investigación internaciones “encaminados a mejorar la comprensión de la intolerancia al gluten no celiaca, detectar su origen, valorar su pronóstico e identificar un biomarcador para facilitar el diagnóstico y la selección de pacientes y con ello un manejo adecuado”.